TURISMO CULTURAL
Los viajeros encontrarán aquí interesantes motivos culturales:
- Grabados da Casa dos Baqueiros de A Ponte
- Iglesia de Santa Maria de Xares
- Santuario de la Ascensión de Prada
- Santuario de As Ermidas
- Castelo de O Bolo
- Torre del homenaje de Viana do Bolo
- Puente de Portomourisco
- Casa Grande de Grixoa
Y un gran número de pequeñas aldeas cargadas de interesante motivos de arquitectura tradicional y de elementos tanto antropológicos como etnográficos, en donde el viajero experimentará la sensación de un viaje a un tiempo pasado, todo ello mezclado con la amabilidad de las gentes y la comodidad de unos modernos servicios.
A Veiga, Viana, O Bolo, viejas tierras de “vereas, caminos romanos o calzadas reales. Tierras de antiguos castros celtas (Chao de Castro, Castromarigo, Castromao, etc.). Tierras Altas de altas montañas, de invernales nieves, de luminosas primaveras, de soleados veranos y de tranquilos otoños. Tierras de abundantes aguas, ríos, regatos o arroyos que reverdecen las tierras y las llenan de frondosa vegetación. Tierras en donde las historias de los pueblos se mezclan con los mitos y leyendas al calor del fuego en las largas noches del invierno montañés. Tierras de hábitos hospitalarios y de natural generosidad con el viajero que llega. Tierras que quieren seguir siendo fieles a sus costumbres y tradiciones pero que también saben ofrecer a sus visitantes todos los servicios y comodidades que demanda la sociedad actual.
A PONTE
Aldea de herencia Románica
Si alguna vez hubiéramos pensado en vivir en una pequeña aldea rodeada de montañas, situada al final de un hermoso valle de origen glaciar, cruzada por un brillante y caudaloso río, con una arquitectura rural en la que permanecen intactas las huellas de los viejos canteros medievales, en donde el tiempo pasa apacible y tranquilo como un bálsamo para el estrés urbano, repito, si alguna vez hubiéramos pensado en una aldea con éstas características, sin duda alguna estaríamos pensando en A Ponte, situada en el corazón del macizo de Pena Trevinca, montaña de 2.127 m. de altitud y techo de Galicia, perteneciente al Ayuntamiento de A Veiga en el Oriente de la provincia de Ourense.
A Ponte fue desde la edad media una gran aldea. Aparece en los mapas de Galicia en el año 1598, (“Descripción del Reyno de Galizia” de F. Fer. Ojea, editado en Amberes, 1598) principio y final de la trashumancia ganadera que desde tierras castellanas bajaban a principios de la primavera con la retirada de las nieves de los pastos de altura y regresaban a sus tierras a la llegada del invierno que de nuevo volvía a cubrir de nieve a las Tierras Altas de A Veiga y montañas de Pena Trevinca.
En los inviernos, la nieve de sus cumbres de más de 2000 m. bajan hasta A Ponte cubriendo todo el valle de un manto blanco, las labores para pasar el invierno están realizadas y la aldea adquiere un ritmo más tranquilo y familiar. La leña cortada se quema en las grandes lareiras de las cocinas aldeanas y al amparo del fuego, las castañas asadas y el vino nuevo se participa en “o fiadeiro’, conversación entre los vecinos más próximos en donde se cuentan las novedades del día y se transmiten las historias y leyendas de la zona como la de “San Xil e a cerva” (San Xil de Casaio, santo eremita que vivió en los montes de Trevinca y que según la leyenda una cierva lo salvó de morir despeñado), o la de “A Lagoa da Serpe” (La Laguna de la Serpiente y la Princesa Encantada), leyenda que relataremos a continuación:
LA LEYENDA DE “A LAGOA DA SERPE”
En la noche de San Juan, al amanecer y antes de que despunte el sol, aparece una hermosa joven de largos cabellos azabachados, los cuales peina con indolencia, sentada en una peña lamida por las aguas de la laguna.
Esta joven está triste y pensativa. Lleva infinidad de años apareciendo en el mismo lugar, en espera de que un “mozo soltero” se arriesgue a liberarla de su encantamiento.
Hace bastante tiempo (no precisado por el narrador) se prestó voluntariamente un muchacho del pueblo de Xares con el fin de hacerse rico desencantando a la bella joven, y con este fin en la noche de San Juan se acerca a la laguna y entre el muchacho y la bella se entabla el siguiente diálogo:
Mira Pepe: Se que eres valiente y arriesgado y por lo tanto confío en ti Yo, al salir el sol, desaparecerá de esta piedra y me convertiré en serpiente. Atravesaré la laguna y cuando me acerque a ti, me escupes en la boca que traerá abierta y volveré a ser lo que soy ahora, desapareciendo el encantamiento. Si no te atreves, márchate, ya que así no sufrirá.
“Mira mujer (le contesta Pepe): Soy un hombre probado y no tengo miedo, y si vengo aquí, es para desencantarte y casarme contigo”
“Este es e! premio que tiene el que logre romper e! hechizo, así como enormes riquezas que atesoro través de muchos años y el reino que me corresponde”
En este medio tiempo se inicia la salida del sol, desaparece la joven y aparece una enorme serpiente que con sus silbidos “FACIA TEMBLAR O’TESO” (hacia temblar O Teso, monte próximo
– palabras textuales del narrador), lo cual impresiona demasiado a Pepe, que por más de su valentía, huye despavorido sin atreverse a efectuar el desencanto.
No podemos marcharnos de Ponte sin conocer la “casa dos Baqueiros, situada en el centro de la aldea. Es una gran casona de piedra en la que en su costado NW. se encuentran unos sillares reutilizados de otra anterior construcción, con grabados de posible origen prerrománico (año 950-1050) con escenas de jinetes a caballo y representaciones de un ave parecida a una perdiz y un cánido que tanto puede ser un perro como un lobo de los que tanto abundaban hace aún pocos años.
Una de las ventanas está formada por varios sillares con grabados, en el de la derecha y encima de una cruz patada se puede leer la palabra de posible origen griego “asobii, esta palabra se repite otras cuatro veces más en diferentes piedras del muro.
Pero quizás más enigmático por su antiguo simbolismo castreño es el conjunto que en la zona inferior derecha del muro y en una piedra rebajada en su esquina superior, están representados el Sol, la Luna en cuarto menguante y una Vieira que simbólicamente significan el Sol-Vida, Luna-Muerte y Vieira-Resurrección. Indudablemente, quien realizó estos grabados conocía perfectamente el significado simbólico de esta antigua representación del paso por la vida y el renacer a otra diferente. Es difícil encontrar otra razón que explique el porqué de una vieira grabada en la piedra de una apartada aldea de la alta montaña gallega.
En la parte trasera de la casa podemos encontrar además una interesante representación de un hombre con los brazos extendidos – ¿crucificado? – y un jinete a caballo.